Una vez que el producto se pone en contacto con la llama, gasifica toda la cámara de combustión y reduce por acción química, todos los depósitos residuales de la combustión, los que pueden ser desalojados más fácilmente. No se requiere raspaje pronunciado. Usándolo en forma regular, previene nuevas acumulaciones de hollín y ablanda la capa que se mantiene adherida a la superficie.